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¿Quién nos lo iba a decir?



Domingo 9/2/2014; fecha para el recuerdo armero. Bajo un diluvio inusual en tierras andaluzas, la Sociedad Deportiva Eibar logró ahogar e hizo naufragar al Córdoba para asaltar el primer puesto de Segunda División. No necesitan retroceder, créanme, es cierto. Leen correctamente. Y esto llega tras 25 jornadas ligueras disputadas.

Mientras el sol del verano perdía protagonismo ante la creciente oscuridad otoñal, muchos analistas deportivos auguraban que los eibarreses, siendo un conjunto recién ascendido, vivirían una larga y dura travesía peleando por eludir su regreso al fútbol de bronce. Los resultados cosechados hasta ese momento reforzaban dichas hipótesis.

No obstante, la plantilla magistralmente dirigida desde el banquillo por Gaizka Garitano (recuerden que ha sido nombrado dos veces mejor entrenador) reaccionó encadenando rachas espectaculares. Ya no era aquel frágil bloque que claudicaba lejos del casi inexpugnable fortín llamado Ipurua. Además, el juego combinativo azulgrana acabó desterrando los estereotipos que le definían y fue ganando adeptos.

Conforme avanzaban los meses, pasó de equipo revelación a realidad consagrada. Ahora, suma 42 puntos con un balance de 32 goles marcados y sólo 21 encajados. Todos respetan a este líder y cualquiera sabe dónde puede estar la meta. Así pues, según vamos descubriéndola, habrá que seguir disfrutando con el sueño.

Aunque dentro de lo deportivo las cosas marchan sobre ruedas, siempre se encuentra alguna dificultad. Hace unos días conocíamos que la entidad debe ampliar su capital social en 1.724.272,95 € cuando finalice esta temporada. Es una medida exigida a cada sociedad anónima, pero esto no supone que sea acertada, adecuada ni justa. Más bien, diría otra cosa distinta. Un club tan saneado y humilde como el Eibar, por ejemplo, merece cuanto menos, correr mejor suerte, dado que otros, estando endeudados hasta las trancas, continúan impunes.

Dicho lo cual, saquen sus propias conclusiones. Antes de terminar, me gustaría dejar claro que, dejando mis sentimientos a un lado, no estimaría oportuno que la entidad recibiera ninguna ayuda o subvención pública. Sin embargo, viendo algunos casos muy cercanos, puede ser una opción considerable y poco descabellada. Ya saben.

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