Alex Castillo Lorenzo (Eibar, 1993) y su tabla son como uña y carne. El deporte de la ola ha
sido su pasión desde muy pequeño y ahora trabaja cada día manteniendo viva esa
ilusión que le hizo meterse en el agua por primera vez hace más de una década.
Respuesta. Tengo
una casa en Somo, enfrente de la bahía de Santander, y suelo pasar las
vacaciones de verano allí. Tanto mi hermano como mi padre surfeaban y también
algunos amigos. Un día me dejaron una tabla y desde entonces me entró el
gusanillo. Según he ido creciendo este hobby
ha pasado a ocupar gran parte de mi vida.
P. ¿Qué es para ti el surf?
R. Casi
una droga (risas). Me aporta bienestar personal y físico además de darme la
posibilidad de conocer gente nueva. A pesar de que mucha gente piensa que es
una actividad que sólo se practica en el periodo estival, lo cierto es que
conlleva una rutina de entrenamiento durante todo el año y en circunstancias no
tan favorables.
P. Explícanos un poco cómo es ese
plan de preparación que sigues.
R. Formo
parte del club Zurrunbilo de Deba, donde puedo dejar mis tablas y neoprenos o
ducharme con agua caliente. Al estar tan cerca de casa esto es muy cómodo y supone
una gran ventaja para mí. En realidad no llevo a cabo un programa específico
como otros compañeros que compiten a un alto nivel, pero sí que aprovecho todas
las oportunidades de progresar junto a ellos. Por lo demás, procuro ir al gimnasio
y salir a correr para ganar resistencia y ejercitar los músculos que más uso,
generalmente los de cintura hacia arriba.
P. ¿Te quita demasiado tiempo?
R. Con
la universidad es difícil dedicarle el tiempo que me gustaría aunque todo es
compaginable si te lo propones. La clave es tener motivación y que te guste lo
que haces. En mi caso, se cumplen ambos requisitos.
P. ¿Ves factible dedicarte a esto
profesionalmente?
R. Está
claro que me encantaría si bien, siendo realistas, creo que no es posible. En
el mundo hay millones de surfistas y aparte tampoco es un deporte que esté
cotizado como los llamados mediáticos. Tendría que buscarme la vida y encontrar
buenos patrocinadores. Con la categoría que tiene la gente de aquí y la
situación de crisis actual es muy complicado lograrlo.
P. Entonces crees que el surf goza
de buena salud por esta zona.
R. Efectivamente.
Es algo que no ocurre en otras regiones de España con menos tradición surfera.
Las instalaciones que tenemos también ayudan mucho a crear afición.
P. Dentro del panorama nacional e
internacional, ¿quién es tu referencia o ídolo?
R. Suelo
ver vídeos de eventos importantes para intentar empaparme de sus movimientos y
técnicas. Sigo a Mick Fanning o Gony Zubizarreta entre otros.
P. Cuéntanos qué sientes cuando
estás dentro de una ola.
R. Pues
imagínate, es una sensación de adrenalina increíble. Al principio impone un
poco, pero esto es como todo y te acabas acostumbrando. Por suerte, de momento
no he tenido ningún susto considerable.
P. Alguna anécdota que hayas vivido
a lo largo de estos años
R. Podría
mencionar los roces y piques que se producen dentro del agua. Hay mucha
chulería, en muchos lugares la gente no es respetuosa. Tampoco quiero
generalizar ni mencionar sitios aunque si sales fuera de tu entorno son
bastante frecuentes. Es lo que cambiaría de este deporte.
P. ¿Cómo te definirías sobre la
tabla?
R. La
verdad es que me gusta el riesgo, disfruto metiéndome en tubos con bastante
fuerza. Asimismo, tengo marcado como objetivo intentar coger olas de gran
tamaño en un futuro. Sin embargo, mientras tanto, surfeo casi a diario y lo que
haya en mi playa.
P. ¿Has hecho viajes relacionados
con este deporte?
R. Si
vemos que hay buenas condiciones, a veces nos ponemos en contacto unos cuantos para
ir a Francia. No obstante, mi sueño es viajar a Indonesia, Brasil o Chile por
ejemplo, daría lo que fuera por poder explorar diferentes culturas. Ahora mismo
se acaba de marchar un amigo y me da mucha envidia.
P. ¿Es cierto el mito de que los
surfistas ligan mucho?
R. Eso
es una tontería (risas). Siempre se dice y puede que lo facilite, pero al final
tienes que agradar a las chicas por tu personalidad.
P. ¿Hasta qué edad piensas seguir
dentro del agua?
R. Digamos
que todavía no me he cansado (risas). Conozco a un señor de 80 años que ahí
está, al pie del cañón y en forma. Siempre llega un momento en el que te
estancas, espero que el mío tarde. Últimamente va creciendo el número de
personas que practican este bello deporte y, por consiguiente, cada vez se podrán ver
más casos curiosos como este.
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